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Navegando en un cielo amarillo by Facundo Maidana on Grooveshark

domingo, 19 de mayo de 2019

¿Para qué sirve la materia (música)?

¿Para qué sirve la materia (música)? ¿Cómo hacer para que sea valorado el arte en las escuelas -como medio que es- para el desarrollo intelectual del alumno?
[…].
Convencer a los alumnos no es imposible, hay que tratar de hacerlo, pero es muy difícil. Usted (le enseña algo) […] durante su clase de música y después el (chico) […] va a su casa, y todo lo que usted le enseñó se va al demonio. No porque ponga la televisión y la televisión sea mala (en sí), sino, porque en realidad, el discurso general de nuestra sociedad es contrario a cualquier esfuerzo que no reporte un beneficio inmediato contante y sonante. Entonces a partir de eso que está instalado -no solamente en la televisión, está instalado en los padres del chico, en los vecinos, en la radio, en los vendedores, en los mercados, etc.- […] (se considera) la idea de que el arte es una cosa superflua, de que la inteligencia es una perdida de tiempo, o que la filosofía, es cosa de mandarines (Chinos). Entonces, ¿con qué sostén va el profesor (de música) a convencer al chico de que ponga, por lo menos, un poco de energía en aprender qué cosa es un acorde?
En realidad, es posible que haya que hacer una gigantesca revolución educativa, pero no dentro de las escuelas, el error es […] creer que el mal esta dentro de las casas de estudio, y más bien, yo creo que está fuera.
Un día me dijo, uno que era ministro de educación de la ciudad: “Nuestra idea es abrir la universidad, abrir las ventanas para que entre un poco de aire fresco de afuera”. Yo le dije: ¡tenga cuidado! ¿está seguro que va a entrar? Yo creo que sí están abiertas las puertas (de las casas de estudio) de tal manera […] que casi no entra otra cosa -en la universidad, la escuela, en la vida, en nuestros colegios- que aires desde afueras. Que, por empezar, entra el ruido enorme de los medios de comunicación que lo tapa todo, incluso hacen que los libros de textos que utilizamos resulten incomprensibles, inservibles. Es decir ¿para qué queremos saber esto, si en realidad, los que nos conviene saber lo que dijo (el director técnico) de Racing una vez que terminó el partido, eso nos interesa saber.
[…] lo mejor que hay que hacer es una reforma educativa por afuera del colegio, por ejemplo: dándole de comer muy bien a los chicos; instalando una serie de recursos que nos permitan utilizar la mente -porque si se alimenta mal a un chico, si llega a su casa y no hay para pagar la comida, ¿qué interés puede tener su padre en que el chico utilice la cabeza? -.
Pero también de algún modo -hablo casi sin esperanza- […], […] (hay que) tratar de sembrar -y sembrar con las fuerzas de realidades y sucesos- la idea de que esforzarse sirve para algo, la idea de que perseverar en un trabajo, en un aprendizaje, sirve para algo. Pero esto no hay que difundirlo diciéndolo, sino haciéndolo. Es decir, si (se) hace que las personas capaces obtengan una recompensa por el esfuerzo que han hecho.
A lo mejor dentro de muchas generaciones alguien le dice: “Mirá, voy a esforzarme estudiando porque imagínate vos, el vecino del a lado, el hijo del vecino que se recibió de profesor está fenómeno. En cambio, el den frente, que no estudió y tuvo que dedicarse al contrabando de auto, realmente, la está pasando muy mal”. Si eso sucede, si alguna vez se alcanza una pulsión de la sociedad en donde la idea del esfuerzo recompensado sea superior a la idea de la delincuencia recompensada, de la viveza recompensada -esa idea debe estar en todas partes en lo que ocurre, en lo que se dice-, entonces (es allí cuando) a lo mejor empiezan a prestarle atención al profesor de música, pero si no, no.
Uno ve en la televisión. Por ejemplo, hay un tipo que me dará la mano, y cuando uno se la quiere dar, te saca su mano, ese es el piola, y vos sos el sonso. El mensaje es: el que confía es un imbécil, y el que sin hacer ningún esfuerzo te traiciona al segundo -aun siendo un estúpido-, ese es el ganador. Si usted no cree lo que digo, haga una lista de las personas que se considera ganadoras, o que usted cree que son ganadora -desde el punto de vista estrictamente comercial y mercantil, de las personas más poderosas, de las personas que encarnan el éxito en la Argentina-, si usted junta todos los libros que han leído entre todos, no va a llegar a un estante.
Es decir, son gente bastante poco compleja, bastante poco preparada, -sin ánimos de acusarlos, pero es la verdad- entonces es muy difícil que el profesor de música entre con alguna posibilidad de éxito a una sala que no quiere saber (nada de música). ¿Cómo le va a meter usted en la cabeza algo a alguien que no quiere saber, que no quiere ser como usted? -que es profesor de música, y es extraordinario-, (al contrario) quiere ser como otro, que ni es profesor de música, ni es extraordinario. Mas bien, es un poco falto, le faltan algunas fichas, algunos jugadores; sin embargo, están toda la tarde triunfando en la televisión en distintas actividades -legitimas por supuesto-.
Hasta que algo muy fuerte no empiece a suceder, […] nadie le hará caso a usted. (Mas bien) […] todo el mundo le va a preguntar, para qué sirve la materia (música). Claro, evidentemente para nada si usted quiere ser alguno de estos personajes. Ahora, si usted quiere ser una persona que utiliza hasta el fin su dotación mental, puede ser que la música sirva para algo, que la filosofía sirva para algo, y las matemáticas también. Si lo que usted quiere (es) conducir un programa (en televisión), no le va a servir para nada, mas bien lo molestará, […] cuanto más sepa usted, más se molestará.
A. D.

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